viernes, 26 de febrero de 2010

Bueno pensar que uno avanza.


Citlali, y demás compas que hacen comentarios aquí: hace muchos años, muuchos años leí un libro de un supuesto monje tibetano (lo digo así, supuesto, porque después se descubrió que no era ni monje ni tibetano) que decía que quien adquiría el conocimiento sin pensar en que, a pesar del conocimiento hay un vacío constante, le pesaría darse cuenta que uno siempre tiene un vacío que llenar con un supuesto conocimiento, que se presenta como una entidad que en algún momento llega a uno. O por decirlo de manera simplona, cuando uno se da cuenta que se están aprendiendo nuevas cosas, la cosa va bien, de ignorar que uno aprende, la cosa no es igual porque pese a que uno ignora eso, los demás podrán saber que en la ignorancia hay un camino que lleva indefectiblemente a una condición de conocimiento. Pero como a nosotros nos dicen que hay que ir a la escuela pa que se nos quite lo tonto, pensamos que los que no van o no fueron son dignos de conmiseración. Pero hey, he aquí que hay varios personajes ilustres intelectuales que nos dan la lección del conocimiento vulgar, de lo que no está legitimado por la escuelita, lo que le dicen: la razón sensible. Pregúntenle a la maestra Graciela qué piensa del personaje anónimo que camina por las calles; a ese, a ella ¿quién lo pone en la mira del análisis o de una importancia académica o científica de análisis?

Al leer tu apunte y los comentarios que te hacen las demás compañeras, pienso en que quizá el curso está en la línea de lo que en ocasiones parece incómodo, o que nos hace sentir un poco de comezón en eso que llamamos lo inamovible, o lo que pensamos que nunca iríamos a cambiar; por ejemplo, la manera de ver las cosas, o al menos, la forma de ver en un proceso de análisis alternativo. Digo incómodo, porque lo que nos pretende cambiar en ocasiones no es aceptado con toda indulgencia, así como: “ándele, pásele a mi casita que tengo según yo muy ordenadita pa que haga lo que quiera con ella”, pues no.

En el curso leemos un par de capítulos de un autor muy picudo que hace un análisis de la imagen en un texto que se llama precisamente: La Imagen, él se llama Jacques Aumont (creo que Oscar ya anda leyéndolo, tá en la biblio de IADA, la ficha de referencia es: BF241 A8518 1992 hay como mil ejemplares de ese libro y casi nunca lo piden prestado, por lo cual, casi todos lo podrían en tener en préstamo); bueno, pues ese señor dice por ahí que nosotros tenemos una condición muy particular en el proceso de revisión visual cognoscitiva (o de reflexión) que le llama: la persistencia de la mirada, o lo que podría traducirse como una condición permanente a una visión. Esta particularidad, es algo que en ocasiones, lo hacemos de forma casi irreflexiva, es decir, nosotros vemos con una inercia (siempre y cuando nuestros ojos funcionen como lo que asumimos mirada lógica); una inercia hacia lo que es físicamente perceptible. Como animales diurnos, no podemos ver bien ni tenemos los ojos capacitados para ser “animales” nocturnos. Gilbert Durand, otro señor que leemos en este curso, y que es el que plantea una iconoclasia como modelo de análisis, dice que eso de ser diurnos es lo que nos marca como seres eidéticos, es decir, divididos entre una doble condición de diurnos-nocturnos; vemos con una inercia que está determinada también por una historia, como lo comenta aquí Claudia Bósquez. De hecho, me parece muy interesante cómo ella plantea como una posibilidad que uno esté viendo con los mismos ojos con los que vieron nuestros antepasados, eso no solo es interesante, sino hasta poético. Verán que Barthes deja ver algo así en su Cámara lúcida.

Abrirse al cambio es bueno, es como eso que dicen cuando uno quiere aceptar que las cosas podrían ser diferentes, y ya cuando uno se pone en la disposición de aprender, o al menos, tomando en cuenta la experiencia de que quien se asume como facilitador, animador, agente de vínculo o finalmente visto como un vulgar maestro, lo que se llama, la aprehensión de una realidad aparte.

El proceso de análisis en un curso puede no ser fácil. Pero finalmente, casi siempre si hay apertura, las cosas podrán demostrar que lo que uno asume como propio no necesariamente es lo que uno cree que es lo mejor, y entonces, las cosas se ponen interesantes.

De tener tiempo y darle turbo al curso, nos faltan un par de textitos, como los que comento aquí que nos van a permitir cerrar con un rabo y dos orejas y le daremos vuelta al rueda, ya lo verás.

Por lo demás, aprecio mucho que estés aquí desde el inicio del blog y que vayas arrastrando en la inercia a los compas del curso. Nos vemos pronto. Atte. JB

1 comentario:

  1. El curso y las lecturas que hemos visto me han "abierto los ojos" es decir me ha ayudado,porque ya no miro las imagenes tal cuales sino se busca mas alla, se investiga que transmite que busca,que quiere dar a entender, y tambien a cuestionar todo lo que nos han dado y no tan solo recibirlo sino analizar.

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