miércoles, 17 de febrero de 2010

La Ciudad se pierde a sí misma..


Como juarense adoptiva, veo caer su pasado. Sus muros de pronto quedaron en el recuerdo, poco a poco se irán borrando imágenes que ya no serán suyas. La historia de sus abuelos yace bajo las órdenes de los que mandan. Triste destino.

La ciudad perece bajo premisas apocalípticas. Ya nada se puede hacer, desdichados sus hijos adoptivos miramos su indiferencia.

La apatía y falta de identidad los sepulte en el mañana. La posmodernidad los cobije.

Sordina a los pensamientos para no hacer más ruido. Esta noche cayeron dos edificios más, entre balas y ensoñaciones de vivir entre ¨experiencias estéticas¨.


Citlali Cruz

1 comentario:

  1. Esas piedras, cargadas de sentido, todo lo que guardaron en sus interiores y exteriores. Los de Juárez, no parecen tener apego a las piedras, no ahí, en otras cosas sí. Quizá es una idea fuerte la devoción a las edificaciones, que se ha construido (sin concreto, más bien con mármol) a lo largo de los milenios. Con el derrumbre de los ídolos, dicen por ahí, la gente busca cobijarse de otros recursos aunque sean fugaces. Es una imagen estética fuerte, como el choque de las Torres Gemelas, lo que se derrumba es la idea junto con sus paredes. Me parece que ni los dueños han de haber protestado tanto, lo desconozco, pero quizá a cambio de unos pesos. Ouch, duele.
    Graciela

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