Una noche fría, con lluvia como una constante, nuestras calles venecianas, dando lata a más de un carro, reacciones por fin en los alumnos por estas olas de violencia inmunda, esta noche mi pensar está anclado a la clase pasada del martes, de pronto se me quedó ahí atorado ese pensamiento de que los curadores son los que deciden que es o no arte, ello me ha causado muchos pensamientos encontrados, me ha levantado cierto escozor en la piel, una batalla de cosas me dominan, me hacen justificar y responder lo que me repito, esto de hablar del arte por el arte y del nuevo estatuto que domina de pronto me somete a diálogos que me traen a escribir estas cosas. Cierto es que estamos a merced de los curadores y que si una pieza entra a una galería porque tal curador lo decidió, me parece razonable, pero realmente lo que me ha sacado ámpula es que se hable así del ¨pájaro¨ (Gabo Orozco) digo pensemos que su caja de zapatos que tanto incomoda a muchos (como a Don Jaime) no es como el hilo negro del arte, estoy de acuerdo que me digan que si ya antes un Duchamp y que la chingá… pero digo acusarlo de pendejo y que no tenga como talento para nada, digo es como de pensarse… creo que es bastante radical pensar que una pieza hace a un artista, que una caja que tanta polémica crea sea completamente mala, conozco el trabajo del pájaro, particularmente me gusta en general, me hizo ver su poética en su obra, estar con sus trabajos en vivo, ver una retrospectiva y entender toda su línea de trabajo y las cosas que ha tenido que romper para hacer lo que hace, digo es de pensarse un poco más que decir, simplemente que por tal curadora el está dentro del mercado del arte. Gabriel Orozco se entiende así como muchos artistas que a primera vista puede no agradarnos su obra a través de involucrarse en su discurso, creo que más que creer en lo que nuestro ojo ve como imagen, debemos sensibilizarnos un poquito con los que han sido fuertemente tachados de pendejos. Lavtos, puede que no les guste la caja de zapatos y estoy de acuerdo, pero créanme, Gabriel es más que esa pieza. Ver de pronto su letra en sus diarios, conocer su perseverancia y dinamismo para crear, su poética de la forma, sus bocetos y piezas terminadas, son sin duda una forma de involucrarnos con el muralismo. (Si, dije muralismo).
Bueno, creo que ya puedo dormir, si alguien quiere algunas fotos que quiera que le comparta de tu jale, puede solicitármelo con gusto se las paso. He dicho.
Citlali Cruz
Bueno, creo que ya puedo dormir, si alguien quiere algunas fotos que quiera que le comparta de tu jale, puede solicitármelo con gusto se las paso. He dicho.
Citlali Cruz
A lo que los artistas y todos estamos expuestos, es a la vida/muerte. El mundo de los museos con su kit de curadores, obras, souvenirs, etc. que dominan la legitimidad artística, está algo alejado de los museos de esta ciudad (¡los hay!), donde no se paran ni las moscas invernales. Pero ¿sólo está el espacio sacralizado de los museos y las galerías (también hay algunas) para hacer algo? ¿Y si el objeto del interés está puesto en la vida/muerte? esa noche de lluvia de agua o balas, la caja de zapatos (francamente no sé de qué hablan), en los que se afanan en no ser pendejos y los que sí, mil cosas que requieren de la sacudida de la mirada sensible. Entonces nos saldríamos de la burbuja (cómoda) del circuito de las obras, ni siquiera pensaríamos en una "obra" sino en lo que citas de Paz, en llegar a las entrañas de alguna manera. No es cosa de originalidad ni de genios de botella..
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